Siglo XVII Odontología


 Siglo XVII

Introducción

El siglo XVII trajo la era de la revolución científica, quizás el cambio de orientación más importante en la historia de la ciencia. Los estudiosos empiezan a preguntarse cómo ocurren las cosas. El "nuevo método", una actitud nueva ante la ciencia, consistía en investigar la naturaleza con los propios sentidos y expresar las observaciones científicas en un lenguaje matemático exacto. La importancia del razonamiento especulativo cedía terreno ante la experimentación y el método hipotético-deductivo, científico por excelencia. La interpretación de los fenómenos desde una óptica mecanicista, acompañada de una base matemática, se impuso.

El prestigioso médico de la época Thomas Sydenham (1624-1689) es considerado como el padre de la medicina inglesa. Destacó por sus excelentes dotes de observación. Escribió un trabajo describiendo la gota, enfermedad que padecía, dando datos sobre la clínica del ataque, los cambios en la orina y su relación con la litiasis renal. Describió también la fiebre reumática, la corea y las manifestaciones articulares del escorbuto y la disentería. Prescribió las prácticas físicas para pacientes aquejados de diversas enfermedades.

La cuna de la ciencia, que había estado centrada por más de un siglo en Italia, sufrió un desplazamiento hacia otras áreas geográficas motivado por razones sociológicas. Los países del ámbito germánico y los países anglosajones comienzan a realizar aportaciones significativas.

En el siglo XVII la cirugía todavía no ha conseguido despegar como ciencia. El puesto del cirujano en la sociedad era notablemente inferior al del médico salvo contadas excepciones. Por otra parte, en esta época persiste la división entre cirujanos y barberos, además de existir muchos otros "profesionales" que practicaban algunos procedimientos médicos, principalmente sangrías, extracciones dentarias, lavativas, etc. Entre estos "sanitarios" se encontraban los farmacéuticos (el primer gremio se creó en Londres en 1617), sacamuelas y curanderos en general. Por lo común, los cirujanos se dedicaban a las operaciones de más envergadura, mientras que los barberos realizaban fundamentalmente curas de heridas y sangrías.

Por otra parte, comienzan a germinar las sociedades de científicos. La primera sociedad, la Academia Secretorum Baturae es fundada en 1580 en Nápoles. Posteriormente surgieron otras: la Academia del Cimento (Florencia 1657), la Royal Society of London (Londres 1662, aunque bajo la influencia de la Universidad de Oxford), la Tertulia Hispalense Medico-Chimica (Sevilla, 1697), la Regia Sociedad de Medicina (Madrid, 1700)... A finales del siglo XVII comenzaron a publicarse los primeros textos procedentes de estas sociedades, y las primeras revistas médicas.

¿Cuándo se separó la odontología de la Medicina?

La enseñanza de la odontología se separó de la medicina a mediados del siglo XIX en el ámbito de los colegios privados (de los cuales el Colegio Dental de Baltimore, en Estados Unidos, fue la primera escuela creada para la enseñanza de la odontología en 1840) y luego de las universidades.

MEDICINA

El mecanicismo, aplicado a la medicina, partió de la anatomía renacentista con figuras como Giovanni Alfonso Borelli (1608-1679). Borelli aplicó las leyes matemáticas al estudio de la mecánica animal y a los movimientos. En su obra "De motu animalium" se consideraron por primera vez los huesos como palancas, estudiando también fenómenos como la contracción muscular, la respiración, etc. También impulsó la llamada Yatromecánica para explicar los fenómenos biológicos, partiendo del supuesto de que los seres vivos funcionan como una máquina. Autores contemporáneos son Croone y Willis. William Croone discutió la estructura muscular y el fenómeno de las contracciones musculares. Thomas Willis expuso datos microscópicos y fisiológicos concretos sobre el movimiento y la contracción muscular.

William Harvey (1578-1657). Sus explicaciones se debieron al estudio anatómico, mecánico y cuantitativo, de disecciones y experiencias en animales vivos.

Así como las aportaciones metodológicas y conceptuales del siglo XVII fueron trascendentales, la Cirugía del siglo XVII se basa en una práctica empírica, que sin embargo, va asimilando los conocimientos anatómicos.

William Fabry von Hilden (1560-1634), considerado el padre de la cirugía en Alemania, fue uno de los más importantes cirujanos de este período. Su aportación principal es la de que la amputación debía realizarse a nivel de los tejidos sanos y no por la zona gangrenada. Además, describe varias técnicas para el tratamiento de fracturas y luxaciones. Un poco posterior en el tiempo, Hermann Boerhaave (1668-1738), adoptó su cuidadoso método clínico: anamnesis, exploración, diagnóstico, pronóstico, tratamiento y hallazgos anatomopatológicos.

El prestigioso médico de la época Thomas Sydenham (1624-1689) es considerado como el padre de la medicina inglesa. Escribió un trabajo describiendo la gota, enfermedad que padecía, dando datos sobre la clínica del ataque, los cambios en la orina y su relación con la litiasis renal. Describió también la fiebre reumática. El también inglés, James Yonge (1647-1721), expone una técnica novedosa para las amputaciones, consistente en cubrir el muñón de amputación mediante un colgajo de piel sana.

En el siglo XVII la cirugía todavía no ha conseguido despegar como ciencia. El puesto del cirujano en la sociedad era notablemente inferior al del médico salvo contadas excepciones. Por otra parte, en esta época persiste la división entre cirujanos y barberos, además de existir muchos otros "profesionales" que practicaban algunos procedimientos médicos, principalmente sangrías, extracciones dentarias, lavativas, etc. Entre estos "sanitarios" se encontraban los farmacéuticos (el primer gremio se creó en Londres en 1617), sacamuelas y curanderos en general. Por lo común, los cirujanos se dedicaban a las operaciones de más envergadura, mientras que los barberos realizaban fundamentalmente curas de heridas y sangrías.

En este lapso se desarrollaron una serie de grandes sistemas o teorías médicas que se disputaban el lugar prevaleciente que habían ocupado las ideas galénicas durante cerca de 1 500 años. Varios sistemas médicos, como la iatroquímica, la iatromecánica, el animismo y el vitalismo, el solidismo, el brownismo, el mesmerismo y otros más, dieron origen a distintos conceptos de enfermedad, algunos de los cuales influyeron en la terapéutica empleada en los pacientes. Varias de estas teorías siguieron la sugestión de Sydenham, de que la enfermedad debería estudiarse igual que otros objetos de mundo natural y se dedicaron a clasificar a los padecimientos en clases, órdenes y géneros, lo mismo que se hace con plantas y animales.La medicina también extendió su alcance social. La ruptura con la tradición aristocrática condujo a la vinculación de los sectores marginados a la atención médica (niños, mujeres, ancianos y enfermos mentales). De igual manera, el despliegue de un creciente interés por las enfermedades laborales y el descubrimiento de las “raíces sociales de la enfermedad” derivaron en la consolidación de la higiene, la salud pública y la medicina preventiva.

Finalmente, la Edad Barroca culmina con dos episodios médicos de inmensa importancia para la evolución ulterior de la medicina, que fueron: 1) el desarrollo de los grandes hospitales, como los de París, el Allgemeine Krankenhaus de Viena y el Hospital de la Charité en Berlín, y 2) los trabajos de la École de Paris y de la "Nueva" Escuela de Viena. Desde luego, el movimiento social más importante en Europa en el siglo XVIII fue la Revolución Francesa, que sirvió de marco y de estímulo para varios de los episodios mencionados, que prepararon, estimularon y finalmente consiguieron la transformación científica de la medicina.

ODONTOLOGIA

En el siglo XVI, el autor Francisco Martínez de Castrillo, buen espectador
de la práctica odontológica que se realizaba a su alrededor, señaló en su
“Coloquio breve y compendioso...” (Valladolid, 1557):
Yo no sé qué enemistad hallan entre la medicina y la boca -refiriéndose a los médicos-siendo la puerta más principal para los alimentos... El desinterés que refleja este autor desembocó en el profundo desprecio de la dentistería, de tal manera que los pacientes tendrían que acudir a cualquier atrevido sacamuelas ya que tanto médicos como cirujanos consideraban indigna de su categoría la resolución de los problemas de la boca.


Durante los siglos XVI, XVII y XVIII el ejercicio profesional en toda
Europa (Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, España...) cayó en manos de la
categoría más ínfima de la cirugía, el gremio de los barberos y barberos-
sangradores.
En un escalón más bajo se situaban los sacamuelas-charlatanes que
escenifican según algunos autores, una odontología degradada y caricaturesca, despreciada por las universidades y los médicos.


El siglo XVII fue considerado estéril en relación a la odontología ya que
no dejó ningún documento de la época que supusiera no ya una innovación
sino una correcta interpretación de la especialidad odontológica. Es el siglo del
apogeo de los sacamuelas callejeros debido principalmente a que la cirugía
bucal seguía sin interesar a las autoridades académicas y a los poderes
públicos, propiciando que fuera ejercida por cualquier osado que se atreviera a
presentarse en público.
De esta forma se consolidó la figura del sacamuelas. Vieron la forma de
ganarse la vida y empezaron a desplazarse de pueblo en pueblo buscando los
lugares donde más “público” pudieran tener.
En este momento, el cuidado de los dientes se limitaba en general a
extraerlos cuando dolían y, como ya se ha indicado, sería la clase más humilde
del “personal sanitario” quien lo llevara a cabo.
De los sacamuelas se sabe que vestían de un modo extravagante
caracterizándose por llevar trajes bordados y cascos con plumacho. Se
instalaban en cualquier feria, plaza, posada o en cualquier lugar donde hubiera
un poco de gente, anunciando a viva voz poseer el arte de sacar muelas y curar
enfermedades de la boca. A veces se acompañaban de músicos que con el
estruendo de los platillos y el tambor ahogaban los gritos desesperados de los
pacientes.

El instrumental que utilizaban constaba de una silla, una jarra con agua, un cocodrilo disecado en un lugar visible, una llave Pelícano.

Algunos de los sacamuelas hicieron sus exhibiciones en el Puente Nuevo de París .

El más famoso del Pont Neuf de Paris fue Jean Thomas, “El Gran Thomas”, llamado así tanto por su habilidad como por su talla. Operaba sobre este puente pronunciando sus discursos mientras mostraba a la multitud que reunía el diente arrancado. Llevaba un bonete de plata de tres picos, coronado con penachos de plumas, con un escudo de armas. Extraía habilidosamente dientes y muelas con los dedos.

 

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